En un estudio publicado el 9 de septiembre de 2011 en la revista Developmental Science, investigadores del Kennedy Krieger Institute y la Universidad de Vanderbilt, han encontrado que la estimulación motora temprana puede modificar las preferencias visuales de los niños, lo que implica un desarrollo social más avanzado.
Este estudio apoya un creciente conjunto de datos que demuestra que un desarrollo motor temprano contribuye a la comprensión de los bebés del mundo social que les rodea. Por el contrario, implica que cuando las habilidades motoras se retrasan o son deficientes, el desarrollo de las habilidades sociales futuras, podría verse afectado negativamente.
Investigaciones anteriores han encontrado que los niños diagnosticados con algún trastorno del espectro autista, muestran menos interés en las caras y la orientación social. Mientras que este estudio, que se llevó a cabo con niños con un desarrollo normal, sugiere que los bebes que están en riesgo de autismo o muestran signos de desarrollo social anormal, podrían verse beneficiados con la estimulación motora a los 3 meses de edad.

En el estudio, los investigadores dividieron a 36 niños de 3 meses de edad con un desarrollo normal, en 2 grupos. Un grupo tuvo experiencias motoras activas y otro experiencias pasivas. Los niños del "grupo activo" recibieron unos guantes con velcro que les permitían que los juguetes, también con velcro, se les pegasen a las manos y los manipulasen mejor. Los padres mostraron por primera vez cómo el juguete se pegaba al guante, y después dejaron jugar a los niños de forma independiente. Los bebés fueron observados mientras jugaban con los guantes 10 minutos cada día durante 2 semanas. En el "grupo pasivo", los niños fueron equipados con guantes y juguetes similares estéticamente, pero sin velcro. Jugaron el mismo tiempo, pero sólo de forma pasiva observando cómo los padres movían el juguete y se lo ponían en la palma de la mano.

Después de 2 semanas de entrenamiento diario, los investigadores registraron los movimientos de los ojos de los bebes, mientras éstos observaban imágenes de rostros y juguetes en la pantalla del ordenador. Los niños del grupo pasivo y del activo fueron comparados entre sí y con dos grupos control (uno de 3 meses y otro de 5 meses). Los investigadores encontraron lo siguiente:
  • El grupo activo mostró más interés en las caras que en los objetos. Los pasivos no mostraron ninguna preferencia.

  • Los niños del grupo activo se fijaron primero en las caras, lo que sugiere una preferencia espontánea de las caras.

  • Cuando se comparan con los grupos control sin entrenamiento, las preferencias sociales de los niños de 3 meses del grupo activo, fueron similares a las de los niños control de 5 meses.

  • Las diferencias individuales en la actividad motora observada entre todos los niños de 3 meses fueron predictoras de su orientación espontánea a las caras. A pesar de las experiencias de entrenamiento, los niños que hacían más intentos de alcanzar el juguete, tuvieron una mayor tendencia a mirar las caras.
Estos resultados abren un nuevo campo de investigación, hacia el estudio de las implicaciones reales de la estimulación motora en niños con problemas sociales, que conteste si los cambios iniciales se traducen en beneficios futuros para estos niños.